23/2/10

El Capital

En base al artículo de reflexión publicado por Página 12 fecha 22/02/2010.
Se abre una necesaria reflexión sobre los gérmenes de cambio social que existen en la forma del Trabajo.
Partimos de considerar que la Sociedad se ordena, en primera instancia, en torno una cuestión económica. No significa ello que la Política sea eje aparte de la cuestión, o que devenga de aquella, sino que -desde hace más de 500 años- se moldeó como forma hegemónica una concepción del Mundo que determina ese eje de ordenamiento. El Trabajo en esta relación económica es fundamental y necesario, crea y le da sentido a la riqueza -objetivo del ejercicio de la relación económica-. De aquí partimos de concebir que de acuerdo a la forma que asuma la organización del Trabajo en un determinado momento tendremos un índice de la situación ante la que estamos parados. Es, a grandes rasgos, lo que en marxismo se denominó "El desarrollo de las Fuerzas Productivas".
La organización no tradicional del trabajo, con esto me refiero a las autogestionadas o las experiencias cooperativistas, sufren no solo de la limitación al crédito, como es correcto señalamiento de la nota, sino que se encuentran con limitaciones estructurales. Trabajan en un momento histórico determinado donde deben topar, resignarse o superar, una situación en espacial en la que tienen lugar. Mientras que el Capital en estos años adquiere movilización y velocidades inusitadas, el Trabajo se desarrolla local y lentamente. Con esto refiero a la simple noción, compleja, de que la autogestión debe -de momento- tener lugar en un marco capitalista. Y ese es uno de los estructurantes más importantes de la Economía Alternativa o Social. Debe ser capaz de crear valores y situaciones adversas al Capital en un marco histórico que, muchas veces, le es adverso.

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