1/7/08

Te cuento

Que el cuerpo es frágil máquina. Lo es la memoria.
Mucho más si no se accede una dieta correcta, un tratamiento médico adecuado; el límite a la expectativa de vida el dinero es.
Pero la memoria invoca, aquellas frágiles imágenes de otros tiempos, que aquí habré de abrir al lector.
Que para los deportes nunca bueno fuí, y que mis andanzas comenzaron en los tediosos campos del fútbol o pelota al píe. Ese deporte-espectáculo-circo-negocio para las tribunas, tiene su clivaje más íntimo en los tradicionales clubes barriales.
Fulbo o fotbal.
En el sampedrino club de Paraná intenté emplear el deporte como principal acción de mi capacidad ociosa. Botines con agarraderas, marca Mitre, color negro, como el que usan los árbitros.
Me acuerdo que mi viejo se entusiasmaba, y gritaba intentando darme ánimos. Lo cierto es que no la veía ni cuadrada.

2 comentarios:

Paco dijo...

Que manera de desperdiciar buenos botines...

Con el viento dijo...

¡Wow! Nunca supe que habías practicado Futbol alguna vez, todo un descubrimiento.

A mi me encanta el futbol, aunque no tenga nunca posibilidades de alcanzar siquiera el "mediocre" como jugador. Tendre que conformarme con seguir ganando torneos en el Fifa.