La inquietud se presenta, se sienta en la mesa y propone:
-Hola, vengo a inquietarte.
En ese instante ya no estaba yo sentado, estaba inquieto y moviéndome hacia el Sur. Recién entonces la certeza surgió: si mis pies están quietos y mi cuerpo esta en movimiento, entonces soy dos: el que esta quieto y el que esta en movimiento. Y desde ahí la inquietud no se presenta sola, viene a la mesa acompañada, mirando siempre al Sur.
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