No pretendo más que compartir la experiencia. No quisiera tampoco realizar una sinopsis de la película. Hacer circular la información de que existe todavía el cine que conmueve, que toca la fibra y que trae aire fresco frente al viciado que respira desde la hegemonía de la máquina Hollywood. Esto me sucedió con La Vida de los Otros.
A pesar de que los hechos no son reales, bien podrían haberlo sido. Es la historia de un agente de la Stasi, servicio secreto de la RDA, que en una operación de inteligencia, y sin que la película indague demasiado sobre el cómo, se recuestiona en la relación con los investigados.
¿Es posible la construcción del Socialismo en un Estado como el que operaba en e la RDA? Si tomamos los elementos que nos pone la película, la respuesta es clarísima: no. No podemos pretender construir una nueva Sociedad desde el orden jerárquico militar. El Socialismo no es solamente un método de reparto económico, decía El Che. El Socialismo es además es la creación del “Hombre Nuevo”. Desde los viejos aparatos de inteligencia y los viejos métodos de la opresión no puede prosperar la superación. Ya no se trata solamente de negar lo existente con la acción revolucionaria. Es comprender las diferencias sin subsumirlas a la negación de las contradicciones. Ello implica, junto al Hombre Nuevo, que cualquier intento por construir la sociedad revolucionaria y revolucionada, no puede desentenderse de la Libertad. Y no pienso aquí la Libertad en el sentido clásico que el Liberalismo, o el Neoliberalismo, quiere hegemonizar: la libertad individual, con su extensión a la Libertad del Mercado. Hablamos aquí de la Libertad de la que la Emancipación Humana habrá de ser hija. Solamente podremos acceder a ella en cuanto el arte, como herramienta de salvación, pueda confluir para la construcción de ese plus de la Sociedad.
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