
En su momento, desde la mal llamada y trillada "posición crítica", habíamos saludado y acompañado -en la medida de nuestras posibilidades- la formación, discusión, reformulación y concreción de la -ahora popular- Ley de Medios.
Leemos después de arduos ires y venires en el terreno judicial que la sancionada ley está inmovilizada y puesta en yeso, al señalar de Mariotto. Leemos que se convoca y organiza a una marcha para respaldarla, reclamar su ejecución y denunciar los oscuros vínculos entre la Cámara Federal de Mendoza y la presión de los grupos corporativos mediáticos. (1). A título personal saludo y festejo esta iniciativa de quienes quieren y desean una comunicación distinta, que es en esencia un avance para el devenir de una sociedad distinta.
Quisiera repetir algo que señalarámos cuando la ley se formuló, aún a riesgo de caer en la repetición: no va a ser fácil. Y nos lo están mostrando estos sectores retrógrados. No existe posible cambio de status quo si no es con la organización y la acumulación de poder de quienes desean cambiar la balanza social. Es casi una obviedad, pero no por eso hay que dejar de remarcarla para despistados e ingenuos: la ley per se no logra nada.
Desde mi humilde posición considero que hoy la cosa pasa por una situación extraparlamentaria. Los hechos lo muestran: judicialización, movilización y politización general de la situación. La única salida posible -positiva para la nueva comunicación- es concientizarnos como actores y movilizarnos para la ejecución de este nuevo campo jurídico comunicacional.
La ley que se logró nos abre grietas y vetas nuevas, a la vez que demandas, para el trabajo del cambio. En este sentido, la disputa se nos presenta como un momento de acumulación de fuerzas. Solamente con el involucramiento de quienes apuestan a una comunicación popular es que se puede torcer la balanza y romper con el cerco que las corporaciones intentan construir. Por ello la acumulación es el trabajo de hormiga, el ganar la conciencia y simpatía de quienes buscan generar una nueva situación.
En este sentido me parece más que interesante la campaña que está realizando la RNMA en la capacitación para cumplir los requisitos en el censo que inscribiría a los medios, preveiendo la posibilidad de reanudar la ejecución de la ley, de modo tal que no nos agarre en bolas.
¿Apoyo crítico - Centro Izquierda?
Este punto es un debate intenso entre quienes no compartimos todo el "paquete kirchnerista". Sí, se puede avanzar en medidas progresivas y se puede accionar contra las regresivas sin perder de vista el horizonte, por que en definitiva estas medidas están -como tantas otras- atravesadas por la lucha de clases. Y esa lucha, no es otra cosa que la organización de fuerzas sociales.
También es cierto que dicha en sí misma (la idea apoyo crítico) resulta casi una entelequia. A lo que me refiero es que solamente se puede tener una noción "crítica" si se comparte que: a) las limitaciones estructurales que tiene en el accionar el gobierno (manifestado tanto en acciones como omisiones) representan a ultima facie su objeto político explícito, b) que este momento histórico es de acumulación de fuerzas, y que estas fuerzas para el cambio radical no pueden lograrse de la noche a la mañana si no que necesitan de un período de reestructuración, organización, formación para que en el momento político social adecuado se de el batacazo. Dos cuestiones que a mi entender son complementarias porque, decía arriba, los guiños progresivos nos permiten crecer y articularnos, siempre sin caer en la ingenuidad ni confianza ciega (debido a las limitaciones que mencionaba).
Quisiera aclarar que rechazo la tésis reformista, de ninguna manera concibo que el cambio social pueda darse exclusivamente desde los espacios establecidos y de manera gradual-tibia. Está demostrado históricamente el fracaso de la Socialdemocracia, en todas sus variantes -el fracaso que significó para el Campo Popular, porque en términos de reestructuración de los poderes dominantes mal no les fue-. Sí creo que la disputa es enorme, y que solo podremos darla en todos los frentes si nos formamos para ello. Por eso no es lo mismo, y es casi vulgar esto que digo, que en un 2011 gane Duhalde o Néstor K. Porque, si bien vienen de una misma extracción-representación del Mundo, en términos concretos no representan para el Campo Popular las mismas oportunidades ni las mismas amenazas.
También quisiera dejar claro que rechazo de lleno las tésis de los Laclau-Mouffe-Posmodernistas en la posibilidad de la "Democracia Agonista" (2) y toda esa perorata. No concibo de ninguna manera la "pacificación" de los intereses que no solo son antagónicos; son concepciones del Mundo radicalmente opuestas. Pero este tema da para trabajar una reflexión aparte.
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