2/3/10

Nunca nos fuimos


Interesante y global reflexión de Mario Rapoport publicada el domingo pasado en Página.
El autor parte con la tésis de que el Estado nunca está ausente, algo completamente acertado, correctamente justificado en los datos que trae a colación.
Como breve reflexión al respecto, en acuerdo con lo planteado en dicho capítulo, sostengo que el Estado nunca se fue. Esto echa por tierra la tésis de la "Desaparición del Estado" durante el Menemato. Está instalado dentro del discurso progresista la idea de que, durante los mandatos de Menem y De La Rúa -década de los 90's-, el Estado estuvo ausente. Con justa razón utilizan como arguementos la destrucción y entrega del patrimonio público, a la vez de la total neoliberalización de las políticas públicas. Lo que no se dice, muchas veces, es que fue el propio Estado el que, en una comunión carnal como nunca se ha visto con los Grupos Dominantes, hizo el juego de la entrega y de su achicamiento; hizo de palanca de transmisión de los capitales y expropió al Pueblo, no solo su capacidad adquisitiva, sino que lo sumió en la precarización total de la vida.
Como señala correctamente el economista marxista Ernest Mandel ;

"...Ante el ascenso de las multinacionales, el estado-nación ha dejado de ser un instrumento económico adecuado para la burguesía. Pero sigue necesitándolo para auto-defenderse. Necesita al estado para defender sus intereses particulares frente a los competidores extranjeros. Necesita el estado para amortiguar los choques de las crisis económicas y sociales. Necesita el estado para reprimir en caso de crisis socio-económicas explosivas..."
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Este es claramente el parámetro de evolución de muchos Estados de cara al Siglo XXI; consolidarse como "Palanca de transmisión" de las órdenes del Capital Internacional.
Pero, por suerte, existe un resquicio desde donde dar la disputa por el Cambio: la lucha de clases. Solamente si comprendemos que el Estado es un fenómeno histórico social, por lo tanto hijo del momento y de la sociedad en la que se desarrolla, podemos trabajar para el cambio. El Estado está atravesado de cuajo por el conflicto y la lucha de clases. No por su composición, u estracto social de sus funcionarios, sino por la lógica misma del ordenamiento social. Esto implica que ciertas conquistas/logros sean progresivos -Ley de Medios, Asignación Universal, DDHH o desaparición de las AFJP-, pero cabe aclarar que no son políticas progresivas Per se. Solo lo son en tanto, como actores sociales atravesados por una realidad conflictiva, empujemos y avancemos en la profundización de estos puntos.

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